jueves, 17 de diciembre de 2015

Regreso a MONTEVIDEO

Regreso a MONTEVIDEO.

Tras dos semanitas disfrutando de las playas uruguayas y sobretodo de sus maravillosas gentes, retornamos a Montevideo, aunque con algún que otro contratiempo, debido a la huelga de ómnibus, lo que nos situó en medio de la ruta haciendo dedo, y donde terminamos siendo levantadxs por Bea,una señora de unos 50 años, que muy amablemente nos llevó incluso hasta su casa e invitó a merendar.

Una vez en Montevideo acudimos al hospital que nos asignó el seguro medico. Todo terminó en un susto, nada de mosca berros,sino un acumulo de grasa que se infectó por una bacteria, una pequeña incisión y listo.

Por la tarde noche del sábado quedamos con Karin, la prima de Enrique, que nos invitó a una fiesta hippy-intelectualoide en una chacra a una hora de la ciudad. El lugar era hermoso, tomamos pizza, birras y disfrutamos de una performance!

El domingo aprovechamos para ir a la feria de Tristán Narvajas, donde Miqui por fin pudo adquirir los vinilos tan deseados. Pasamos la mañana, comimos en la rambla frente al río de la Plata y finalizamos en día en el parque Rodó disfrutando de la compañía de Adri, Juan y Aitor, escuchando los tambores y tomando unas ricas cerves.

Al día siguiente acudimos a la torre de las comunicaciones, desde donde se puede observar una visión panorámica de la ciudad de Montevideo.
Por la tarde paseamos por la zona vieja, compramos unas postales y descansamos y disfrutamos del sol en el césped.

Al día siguiente fuimos a la terminal de ómnibus a recoger las zapatillas de Miqui olvidadas en Durazno y que nuestro amigo Enrique envió como encomienda y de paso informarnos sobre los horarios y tarifas de los buses a Colonia de Sacramento. Aprovechamos para enviar los dicos a España y preparar todo para partir al día siguiente. 

Por la noche acompañamos a nuestrxs amigxs uruguayxs a visitar a la abuela de Juan, una mujer realmente interesante y que con 90 años continuaba teniendo unas ganas enormes de viajar y conocer.

Terminamos la noche cenando muzza  y fainá en el Sporting, de postre helado y ricos alfajores.

Nos hemos sentido tan cuidados y a gustito en Uruguay que nos da una pena enorme continuar, dejando atrás a personas maravillosas y que llevamos en el corazón. 

Uruguay es el primer destino en el que valoramos la posibilidad de poder quedarnos a vivir.

domingo, 13 de diciembre de 2015

Punta del Diablo

Punta del Diablo

Es una maravillosa localidad a la que llegamos haciendo dedo en la ruta principal, de donde fuimos levantados por una pareja, viajando en la parte trasera de una pick-up con solera.

Una vez allí nos esperaba nuestro gran anfitrión Joaquin, abriéndonos su casa y la posibilidad de disfrutar de tan recóndito lugar. Aconsejándonos las playas y sitios que no debíamos perder, y manteniendo siempre las mas animadas conversaciones sobre musica, humor, política, vida ...

Durante nuestra estancia visitamos las distintas playas próximas como Playa Grande, del Rivero, de la Viuda y de los Pescadores, bañándonos en cuanto fue posible, ya que la mayoría del tiempo el cielo no acompañaba.
Sin embargo, este contratiempo no fue obstáculo para disfrutar de tan maravilloso paraje, realizando largas caminatas hasta la reserva de Santa Teresa, primero a través de las distintas playas y siempre alerta oteando el horizonte, para localizar el soplido de alguna ballena austral, ya que en el lugar se puede avistar este tipo de ballenas, incluso en el mes de nuestra estadía, el mes de Noviembre. Lamentablemente no tuvimos la oportunidad de hallar tan singular espectáculo, aunque si pudimos participar en el salvamento de una tortuga marina que estaba varada en la costa boca abajo, devolviéndola al agua y con ello esperamos salvándole de una posible muerte. Ademas de observar el navegar de las toninas junto a un espigón de la costa, mostrando su aleta dorsal de color negro y perdiéndose en la lejanía del mar atlántico.

Podria llenar docenas de paginas con descripciones de hermosos tramos de esa región, por los cuales pase aquel día, pero debo declararme culpable de una insuperable aversión por este tipo de escritura. Después de esta cándida confesión, espero que el lector no se querellé conmigo por la omisión; además, quienquiera que guste de esas descripciones, y que sepa hasta que punto son evanescentes las impresiones que los cuadros verbales dejan en la memoria, puede navegar por los mares y galopar alrededor del mundo para ver todo eso por sí mismo... Háganme discursear sobre valles profundos, encumbradas alturas sobre tierras áridas, o bosques umbríos, o frescos cursos de agua donde bebí, y me refresqué, pero todos esos lugares, agradables o lóbregos, deben pertenecer al reino llamado corazón.

LA TIERRA PUPUREA William Henry Hudson / Guillermo Enrique Hudson

En nuestra visita al parque natural de santa Teresa, al llegar al fuerte disfrutamos de la agradable compañía de un nuevo amigo de nacionalidad italiana llamado Davide, que estaba por la zona paseando un tanto solo y que nos pidió acompañarnos por nuestro pasear por el lugar. Fue así como, sin darnos cuenta debido a nuestra animada conversación, llegamos a la Pajarera, una especie de zoológico gratuito, donde pudimos observar las especies propias del lugar como el carpincho o capivara, presentes en las monedas uruguayas. Compartiendo su ambiente con otro animales como carneros, jabalíes, avestruces, llamas, ponis y burros. Por supuesto existía una zona destinada a la exposición de aves, y caimanes, pero que nos llamo menos la atención, por haberlos visto con anterioridad.

Continuando nuestro vagar llegamos a la zona del Invernáculo y Sombráculo, ademas de una zona de observación de las aves presentes en el lago de las proximidades.

Por las noches aprovechamos para disfrutar de unos maravillosos cielos estrellados, siempre que el tiempo acompañaba, ademas del deleite con la curiosa atracción que producen la gran cantidad de luciérnagas que se encuentran y que gracias a la escasa contaminación lumínica, permiten mostrarse en gran esplendor.

La ultima noche en Punta del Diablo, fue amenizada con un buen concierto de rock en directo, ofrecido por la banda de nuestro anfitrión, que tocaba la batería, mientras nosotros nos encargábamos de los fogones y la preparación de una buena cena, todo ello regado con unas cuantas cervezas.

miércoles, 9 de diciembre de 2015

VALIZAS-CABO POLONIO

VALIZAS-CABO POLONIO

Para llegar hasta Barra de Valizas, fuimos en coche con una agradable familia uruguaya que nos llevaron hasta la mismita plaza del pueblo. Charlamos animadamente y compartimos un buen rato.

Nos pusimos en contacto con Claudio, amigo de Pablo de Durazno, pero resultó no estar en el pueblo y nos recomendó, al igual que Valeria, que nos alojáramos donde el conocido Melo, así que allá que nos encaminamos. 
Nos encontramos que no había nadie, y tras preguntar a lxs vecinxs, decidimos dejar las mochilas e irnos a la playa a pasear y comer, hacía muy buen día, aunque el viento era potente.

Kilómetros de playa se abrieron ante nuestros ojos, bajo un cielo azul intenso. Casitas de madera sobre la arena a modo de vivienda de lxs hippies que habitaban el lugar, dejaban una postal muy variopinta. 

Al fondo, las grandes dunas que la separaban del pequeño y bohemio Cabo Polonio.

Esa noche nos picaron los mosquitos hasta donde no está escrito. Los oíamos zumbar sin parar, provocándonos, ademas de muchas picaduras una muy mala noche.

Al día siguiente cruzamos en barquita un pequeño pero profundo río, para comenzar desde allí nuestro paseo a través de las blancas dunas hacia el Cabo.

Un lindo paseo, siguiendo las huellas en la arena, llena de subidas y bajadas, y de repente verdes pastos, vacas y caballos, siempre acompañadxs por el azul del mar; con tristes hallazgos de algún cadáver de lobo marino solitario entre las arenas. Llegamos en dos horas más o menos.

El pueblo es muy chiquito, coronado por un gran faro. Con alguna zona de restauración, aunque todavía con lugares donde no llega la luz ni el agua. Siendo necesario acceder a el mediante vehiculos 4x4, si no se desea realizar la caminata de las dunas.

Como los mosquitos no nos dejaban tranquilxs en la playa, nos decidimos a pasear en busca de los lobos marinos, y lo que se escondía tras el faro fue algo tan increíble e impresionante, que nos dejó con la boca abierta durante un largo rato. Centenares de lobos marinos nadaban en el mar, para después espanzurrarse, literalmente, en las rocas a tomar el sol y dormir la siesta. Muchos de ellos se enfadaban y peleaban emitiendo un fuertes y particulares sonidos, y con unos andares entre cómicos y patosos pretendían alcanzar los mejores lugares para tomar el sol entre las rocas, lo que provocaba el enfado de sus compañeros, al competir por el lugar o ser molestados en su descanso. Los lobos yacían entre las rocas en las posiciones mas inverosímiles, lo que nos dio que pensar acerca de si disponían o no de columna vertebral.

Tras horas de contemplación y disfrute de tan majestuosa muestra de la naturaleza, como un documental en directo, sin cortes, ni cambios de cámaras, regresamos paseando de nuevo entre las dunas.

Al llegar disfrutamos un poco de repiqueteo de los tambores que practicaban los mas hippies del lugar, y nos permitimos el lujo de tomar unas cervezas frente al mar, esperando la llegada de la noche y su manto de estrellas.  

LA PEDRERA

LA PEDRERA.

Fue el comienzo de una pequeña aventura, al comenzar a viajar haciendo autoestop por el pais, después de probarlo con éxito con pequeñas distancias, nos echamos a la carretera cual beatniks mochileros, y a la salida del camping nos apostamos con relativo éxito. Llegando a nuestro destino final en 4 horas aproximadas y tras 4 o 5 vehiculos, con muy distintos conductores, y todos de gran amabilidad, incluido un camionero que transportaba arboles a la celulosa y un periodista turístico, que nos dejo a las puertas del malecón de La Pedrera.

También supuso nuestra primera experiencia con la red de couchsurfing, empezando con el mejor pie posible, al caer en la casa de Martin, un joven profesor de educación física, que había viajado por el mundo durante dos años. Martin nos abrió su casa, brindándonos su amistad muy generosamente, llegando, incluso a cedernos su cuarto para que pudiéramos dormir en una cama matrimonial.

Este comienzo nos ha animado a continuar con la experiencia, ya que nos permite conocer a la  gente del lugar, mayor proximidad, desarrollar amistades y conversaciones mágicas y una generosidad siempre desbordante, que tenemos presente en un futuro próximo, tendrán que ser correspondidas con otros viajeros.

La Pedrera es una localidad pequeña, que descubrimos en el mejor momento, ya que pudimos disfrutar de kilometros de playas para nosotros solos, al no haber comenzado todavía la temporada estival de vacaciones.
Sus playas principales son la playa del Desplayado y el Barco (por que tiene un barco varado en la arena). Dedicándonos a disfrutar de los primeros baños, paseos por su costa, comidas y siestas reparadoras.

Una de las atracciones principales del lugar es la posibilidad de avistar ballenas australes que nadan muy próximas, así como toninas y delfines, lamentablemente perdimos la oportunidad, ya que los cetáceos regresaban hacia zonas mas frías y australes.

Con gran extrañeza conocimos la existencia del fenómeno de las Noctilucas, una especie de luciérnagas marinas, que producen el curioso efecto de luz en la noche, al pasear junto a la vereda del agua, incluso dentro del agua, o en las misma olas. Por supuesto, nuestros paseos nocturnos se convirtieron en una constante búsqueda de tan especial fenómeno, aunque no tuvimos la dicha de poder disfrutarlo, no nos fuimos nunca de vacío, ya que éramos resarcidos con un enorme y estrellado cielo, que nos dejaba `por momentos extasiados y sin poder articular palabra.

Otra de nuestras excursiones por el lugar, fue la visita a una zona que llamaban Valle de la Luna, producida por la erosión del agua en terrenos arcillosos, con paisajes en forma de cráteres y escorrentías.

Un día antes de la partida tuvimos que acudir a la población de La Paloma, a conocer la sanidad publica del país, ya que Raquel padeció el hinchazón de una ceja y parte del párpado, diagnosticándole una posible picadura de la mosca berro, con el extraño remedio de aplicarle un trozo de panceta en el lugar, para provocar la salida del gusano inoculado.