viernes, 27 de noviembre de 2015

PUNTA BALLENA. PUNTA DEL ESTE

PUNTA BALLENA. PUNTA DEL ESTE.

En la mañana de un jueves tomamos rumbo hacia los renombrados balnearios de la costa del Este. Haciendo una primera parada en Punta Ballena, donde pretendíamos visitar las localidades de Punta del Este y Maldonado

Gracias a una pequeña carpita y un colchón hinchable que nos prestaron nuestros amigos Adri y Juan, pudimos disfrutar de la acampada en un precioso camping, muy bien equipado y barato, y que estaba totalmente vacío al ser inicio de temporada.

De esta manera pudimos disfrutar de las playas de portezuelo y los paseos por el campo y bosques de pinares de la zona. 

Pasamos los días disfrutando del sol y la tranquilidad más absoluta. Las playas inmensas y poco frecuentadas y la arena llena de pequeños huevos que, posteriormente descubriríamos que eran de tortuga.

Las noches transcurrían al son de una hoguera que nos permitía asar verduritas, quitarnos el fresco nocturno y quedarnos hipnotizadxs durante horas.

Para realizar las compras necesarias, comenzamos a practicar dedo, ya que el súper más cercano estaba a 4km en dirección contraria a nuestras rutas diarias, y fue ahí donde descubrimos, que es algo que lxs uruguayxs tienen muy normalizado, y que muy amablemente nos levantaban y acercaban a nuestro destino. Fue toda una experiencia y aventura grata.

En principio habíamos decidido quedarnos tres días y después ir a Punta del Este, pero al encontrarnos tan a gustito en el camping y descubrir que Punta del Este era una destino demasiado turístico de alto standing, destino de argentinxs con dinero, decidimos quedarnos dos dias más en Punta Ballena.

Visitamos Casa pueblo, famosa por la casa.museo de un famoso arquitecto chileno al más estilo Gaudí, rodeada de construcciones en blanco que parecían colgadas de un acantilado con vistas al mar.

En Punta Ballena se pudimos observar la mezcla de aguas, del río de la Plata y del océano Atlántico, presentando zonas de agua azulada y otra de agua más marronacea.

Visitamos la famosa Punta del Este. Kilometros de playa acompañada por enormes monstruos de ladrillo. Para nuestro gusto un horror estética, arquitectónica y paisajísticamente.

Como no, como buenxs turistas, visitamos la conocida escultura de autor chileno, de una mano gigante, saliendo de la arena, donde nos hicimos las fotos pertinentes, acompañadxs de un gran número de personas que tuvieron la misma idea.

Por tiempo nos faltó visitar un gran bosque reforestado con pinos y eucaliptos que nos habían recomendado. aún así, felices tras cinco días de estancia en Punta Ballena, reemprendimos nuestra marcha hacia nuestro siguiente destino, LA PEDRERA.

MONTEVIDEO 1era parte

MONTEVIDEO 1era parte

A media mañana llegamos a Montevideo, tras un agradable viaje.  

La entrada con buen pie en Durazno, nos ha permitido continuar con la racha de personas encantadoras y amables, capaces de desvivirse por nosotrxs, a la primera de cambio sin prácticamente conocernos.
Este es el caso de Pablo, que nos solo nos trasladó a Montevideo, sino que también nos ofreció su casa.

Con él y su chica Sofía, dimos un primer paseo por la ciudad y tras un pequeño incidente motorizado, paseo por las ramblas y comida en restaurante de pescadores, descubrimos el candombé. La música que con raíces africanas se toca con tambores de distintos tamaños y que aúna a las gentes de los distintos barrios entorno a una música alegre que anima al baile y la cadencia con la vida. El grupo de candombe comienza calentando sus timbales mediante una fogata en medio de la calle, y una vez preparados camina por las calles cortando el tráfico allá por donde pasa, sin queja alguna por parte de los conductores, que bien esperan pacientemente, o disfrutando del momento, o bien se dan la vuelta buscando una ruta alternativa. 

El público se le va uniendo a la marcha, bailando o disfrutando del espectáculo, con el necesario mate, o bien con la litrona de turno, también es notable un cierto olor familiar que recientemente ha sido legalizado y que esta totalmente normalizado.

Esa misma noche acabamos en una pequeña fiesta improvisada de una nueva amistad, que nos recomendó Pau. Disfrutando de una Jam session, en la que participamos activamente tocando diversos instrumentos, además de una animada conversación. 

Es ahí donde Matías, amigo recién conocido, nos ofreció gustosamente su casa de la playa a cambio de ponerla a punto para el verano. Mostrándonos una vez el carácter encantador y desprendido de sus gentes, donde su mayor belleza del país se demuestra en la cercanía y cariño de sus moradores.

Al día siguiente nos citamos con Juan y Adri, la pareja de Uruguayos grandes amigos de Javu y Sara, a la que se unió el genio de Aitor; visitando la zona del mercado del domingo, una delicia tentadora de rastro con las más exquisitas antiguallas, vamos un peligro que hemos prometido volver a visitar para la búsqueda de vinilos, libros y otro pequeño etcétera, puesto que no podemos cargar con mucho peso en nuestras resentidas mochilas.

Comimos en la rambla junto a la gran desembocadura del Rio de la Plata en el Atlántico. Con un pequeño picnic y las disertaciones políticas y sociales de nuestros respectivos países, además de ponernos al día de la situación de nuestras amistades y conocidos.

La tarde terminó en el circense parque Rodó, lugar donde se concentran las más diversas manifestaciones artísticas y plásticas al aire libre, y donde puedes disfrutar de un concierto de rock,o jazz, junto con las acrobacias circenses, equilibrios sobre cuerda, árboles, danza y expresión corporal, etc., acompañado de unas refrescantes cervezas.

De regreso a casa de Pablo, pudimos disfrutar de otro espectáculo de Candombé de la agrupación del barrio, acompañándolos en su recorrido y estasiados en su constante ritmo. Maravillandonos con el continuo repiqueteo, junto con los contorsionistas bailes de movimientos imposibles de caderas, brazos y pecho.

La mañana que amanecía era la de un lunes festivo ya que era dia de los difuntos, sin embargo debíamos de cambiar de estancia ya que Pablo tenia que regresar a Durazno con un amigo, ya que su vehículo había sufrido un pequeño percance. Así fue como llegamos a casa de Adri, Juan y el pequeño Aitor, donde nos acogieron y ayudaron con un enorme cariño.

Debido a la gran cantidad de amigos y conocidos que íbamos conociendo en nuestro camino, decidimos comprar una tarjeta de prepago de teléfono. Tarea a la que dedicamos esa mañana, visitando primero el centro comercial de Punta Carretas (que esta enclavado en la antigua cárcel de donde se produjo la masiva y famosa fuga de los luchadores Tupamaros, relatado en su libro por el que hoy es ministro de defensa); y después en la zona del centro de la av. 18 de Julio, aprovechando la ocasión para subir al mirador de la intendencia, desde el cual se puede apreciar Montevideo desde uno de los puntos de vista mas elevados de la ciudad.

Tras una encargar comida en un restaurante de comida rápida Armenio, que degustamos tranquilamente en la zona verde de la plaza de Caganchas, regresamos dando un pequeño paseo a la casa de nuestros anfitriones. Pasando el resto de la tarde conversando y preparando algo para cenar.

Los días siguientes los dedicamos a conocer la ciudad, con las vistas al imprescidible Museo de Torres García, el Palacio presidencial (que es posible visitar a diario, e incluso puedes charlar con algún representante político), la ciudad vieja, el Mercado agropecuario (una suerte de mercado de la Boquería), la rambla y el reciente y exitoso letrero de Montevideo, que pintan de distintos colores, según el motivo o dia que se celebre. 

Una noche incluso acudimos a un concierto de uno de los nuevos artistas del pop Uruguayo, Mandrake Wolf, y que tristemente tenemos que decir que nos decepciono un poco, tal vez por el tiempo de espera que tuvimos que sufrir, o por que era un tanto disperso, sin encontrarle la gracia a sus letras o comentarios. Pero ello no nos ha desalentado para incrementar nuestra discoteca y ánimo por disfrutar de buenos interpretes como es el caso de Gustavo Pena Principe, La Triple Nelson, 4pesos propina, etc.

viernes, 13 de noviembre de 2015

DURAZNO: melocotón en almíbar

DURAZNO: melocotón en almíbar 

Llegamos a Durazno, a casa de Enrique, un contacto que nos paso nuestra querida Picu, y que nos ofreció abiertamente su casa y cariño.
All encontramos una complicidad y sinceridad que nos hizo sentir como en casa. Con el calor de una familia y de un amigo que nos hizo permanecer allá durante casi una semana, y mediante el cuidado de los guisos de Chinita, la encantadora madre de Enrique, recuperamos algo del peso que perdimos viajando por el Amazonas.

Ha sido tal confianza que los días pasaban planeando el guiso o postre a realizar, y conversando entre fogones y algunos tragos, tomábamos nota de la situación de actual del país, así como de su reciente dictadura, y la valiente actitud de lucha de la familia. Lo que ha dejado un gran poso de conciencia política y social en toda la población.

De ahí que tras la comida nos deleitáramos en los maravillosos postres, extendiendo la conversación hasta el momento de un reconfortante te, que han sido la manera de suplir la continua ingesta de agua caliente que hay por costumbre de beber aquí en forma de mate.

También conocimos a otro extraordinario personaje, en la figura de un catalán con descendencia uruguaya, que ha encontrado la tranquilidad y el sosiego en este pequeño mundo, trabajando una pequeña chacra que de forma milagrosa ha fructificado en los más ricos manjares de la huerta, así como los mejores huevos del lugar. Pau y su pareja, Enelsis, nos abrieron su pequeño paraíso, y por supuesto nos conquistaron también mediante la cocina, con la gran destreza que demostró Pau con los fogones y ante el handicap de lo especiales que somos en un país de carnívoros.

A todo este repertorio se nos unió Margarita, hija de Enrique, y que con 5 años demostró una gran personalidad y viveza.

Por supuesto también tuvimos un par de noches de tomar nuestros tragos, en especial la última noche donde acabamos en un garito regentado por un personaje bastante peculiar, conocido como "Ratón" y que nos ofreció una magistral clase sobre el candombe.

Este pequeño universo nos atrapó hasta que ellxs mismxs nos organizaron el viaje a Montevideo con alojamiento incluido a través de Pablo el primo de Enrique.

VIAJANDO POR TIERRA DE NADIE


VIAJANDO POR TIERRA DE NADIE.

Nuestro amigo Enrique nos había recomendado la entrada al Uruguay por la zona de Bella Unión, lo que implicaba atravesar tres fronteras antes de llegar al país.
Como habíamos observado que era mucho más barato viajar desde Paraguay, decidimos cruzar de Iguazú a Ciudad del ESte, de ahí tomamos un ómnibus a Encarnación, frontera con Argentina, donde descansamos un par de días para reponer fuerzas, disfrutando de una playa de río con vistas a la frontera argentina.
Una vez descansado, tomamos un ómnibus que nos acercó a la terminal de Posadas, desde donde tomamos nuevamente un bus hacia Paso de los Libres, donde, debido a que se nos echó la noche encima, cogimos una habitación en un lugar un tanto futre, por así decirlo. Allí tomamos nuestra primera y rica pascualina, empanada de acelgas y huevo duro.

Con los primeros rayos de la mañana, tomamos un bus urbano que nos acercó hasta la aduana, donde tras pasar el puesto fronterizo y hacer y el pertinaz control de pasaportes, tomamos otra movilidad que nos acercó a Uruguaiana, en Brasil, donde nos tomamos un desayuno en el mercado, y debido a los cambios de horarios entre países, perdimos el que habíamos comprado, sin embargo nos permitieron tomar otro sin tener que abonar  nada. De ahí llegamos a Barra do Quarai, ahí sellamos nuestra entrada en Uruguay, ya que nadie nos pidió la salida de Brasil, y continuamos nuestro trayecto hasta la localidad, esta vez si ya Uruguay, de Bella Unión.

Como Bella Unión no tenía especial interés más que un lugar fronterizo famoso para las compras, cogimos el primer ómnibus que salía para Salto, ciudad a la que llegamos de noche, nos recomendaron un alojamiento económico pero muy agradable, el jardín, donde nos quedamos dos noches, descansando de nuestro pequeño periplo entre fronteras.

Salto es conocido por su balneario de aguas calientes, pero no nos llamaba demasiado la atención, teniendo en cuenta los lugares tan maravillosos, en plena naturaleza, de los que habíamos estado disfrutando hasta el momento. Por lo que dedicamos el tiempo a pasear por la ciudad, hacer compritas de comida, y descansar, descansar mucho, además de comunicarnos con la familia.

Y a partir de ese momento, comenzó la cálida bienvenida uruguaya.