DURAZNO: melocotón en almíbar
Llegamos a Durazno, a casa de Enrique, un contacto que nos paso nuestra querida Picu, y que nos ofreció abiertamente su casa y cariño.
All encontramos una complicidad y sinceridad que nos hizo sentir como en casa. Con el calor de una familia y de un amigo que nos hizo permanecer allá durante casi una semana, y mediante el cuidado de los guisos de Chinita, la encantadora madre de Enrique, recuperamos algo del peso que perdimos viajando por el Amazonas.
Ha sido tal confianza que los días pasaban planeando el guiso o postre a realizar, y conversando entre fogones y algunos tragos, tomábamos nota de la situación de actual del país, así como de su reciente dictadura, y la valiente actitud de lucha de la familia. Lo que ha dejado un gran poso de conciencia política y social en toda la población.
De ahí que tras la comida nos deleitáramos en los maravillosos postres, extendiendo la conversación hasta el momento de un reconfortante te, que han sido la manera de suplir la continua ingesta de agua caliente que hay por costumbre de beber aquí en forma de mate.

A todo este repertorio se nos unió Margarita, hija de Enrique, y que con 5 años demostró una gran personalidad y viveza.
Por supuesto también tuvimos un par de noches de tomar nuestros tragos, en especial la última noche donde acabamos en un garito regentado por un personaje bastante peculiar, conocido como "Ratón" y que nos ofreció una magistral clase sobre el candombe.
Este pequeño universo nos atrapó hasta que ellxs mismxs nos organizaron el viaje a Montevideo con alojamiento incluido a través de Pablo el primo de Enrique.
No hay comentarios:
Publicar un comentario