lunes, 27 de julio de 2015

RIO DE JANEIRO

En Rio nos hemos alojado en la casa de Doris, mediante Airbnb, en un piso cerca del estadio de Maracana, y casualmente  a nuestra llegada hay un partido que dificulta el trafico de la ciudad.

Nada mas llegar salimos de excursión a visitar las Escaleras de Scalion en el centro histórico de la ciudad. Las escaleras son una reinterpretacion del estilo de Gaudi, con baldosas de lo mas curiosas y locas, principalmente de recuerdos y tópicos de otros lugares, así como el típico refranero que te puedes encontrar en un bar con solera. Como somos muy curiosos, seguimos caminando escaleras arriba hasta encontrarnos con un lugar con  encanto propio, una suerte de parq

ue en ruinas remodelado, desde las cuales nos regalaron las primeras vistas de los iconos de la ciudad: Pao de Azucar y el cristo de Corcovado, justo en el momento en el que  sol se va ocultando poco a poco, para dar paso a la iluminación propia de la ciudad y sus monumentos.

El dia después madrugamos como si  no hubiera mañana, habiamos leído sobre las temibles colas que se forman para visitar los famosos monumentos, y conseguimos llegar a la hora de apertura del Corcovado, el trayecto hasta alli lo hicimos en autobus, y fue toda una aventura, no por que exitiera peligrosidad alguna, ni que fuera muy lleno; si no por la velocidad que llevan. En esta ciudad el rey es sin duda el autobus u Onibus, como lo llaman aqui. Corren como el diablo sobre ruedas, y toman las curvas patinando continuamente.

El Cristo está en lo alto de una colina llamada Corcovado, y tiene unas vistas increíbles de la ciudad, donde puedes apreciar la extensión urbana a lo largo de la costa, evitando las lomas escarpadas donde se sitúan los asentamientos de las favelas. 
Desde alli pudimos divisar el Pao de Azucar, la zona centro y el estadio, ademas de las playas de Copacabana e Ipanema, nuestros próximos objetivos.

Con tranquilidad nos desplazamos hacia el Pao de Azucar andando por la ciudad, a través de la playas de Flamengo y Botafogo, desde las cuales se aprecia el Cristo abrazando la ciudad.

Compramos las entradas, pero como nuestra intención era subir al Pao de Azucar durante el atardecer, nos dimos otro  pequeño paseo por la playa Vermelha y el parque de Claudio Coutinho, donde vimos monos, y pajaros de colores vistosos.
La ascensión al Pao de Azucar se hace en funicular, al igual que al Corcovado, son atracciones bastante caras, pero sin duda merece la pena.
Subimos horas antes del atardecer y permanecimos alli, envelesados hasta que terminó de anochecer y se ilumino el Cristo frente a nuestras vistas. Por supuesto hicimos millones de fotos, tratando de inmortalizar un momento unico que puede resumir muchas cosas, tanto por su fama e icono, como por su situación clara en el mapa.


Playas de Copacabana e Ipanema

Los siguientes días los ocupamos en disfrutar de las conocidas playas de la ciudad. Las cuales no dejan de ser unas playas de ciudad, con un gran culto al cuerpo y la apariencia, y que comparándolas con las magnificas playas de la costa del país, no se queda más que en una suerte de Benidorm, con unas aguas azul turquesa. Todas a lo largo de la playa están llenas de puestos de comida y bebida de todo tipo, o con vendedores ambulantes que venden desde cocos helados, caipirinhas, comida asada, etc. 
Si bien es verdad que la playa de Ipanema tenía zonas de gente más joven, pero que se homogeneizaban con la gran presencia de turistas extranjeros.

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