lunes, 21 de septiembre de 2015

CUZCO

CUZCO

Llegaron temprano a la estación de autobuses, desde donde lograron coger una combi que les acercara al centro de la ciudad. Una vez allí, lograron situar el hostal donde se alojarían. Esta vez sin tener que visitar varios establecimientos, ni regatear el precio , puesto que habían tomado la decisión de participar en un proyecto educativo que se financia con los servicios de un hostal y un restaurante.

La intención era tomar contacto mas cercano con la sociedad peruana, y mas concretamente, conocer la vida diaria de un@s niñ@s en situación de riesgo social y así evitar que estuvieran parte de su tiempo en la calle vendiendo o mendigando. 

El día de la llegada fue extraño, ya que esperaban ser introducidos y presentados, para que al día siguiente pudieran comenzar el voluntariado con todas las dudas aclaradas. Sin embargo, los voluntarios y hospedados  formaban diversos corrillos, sin participar o presentarse a los nuevos allegados. Así pues tras una breve espera, decidieron dar una vuelta por la ciudad de Cuzco, descubriendo el que sería, por una semana decorado de sus desventuras.

Pasearon brevemente por el mercado de San Pedro, observando un paisaje ya conocido en otras ciudades, con puestos de venta de verduras, frutas, carnes de todo tipo, junto con otros puestos menos convencionales de remedios mágicos y esotéricos. Mientras que en la otra parte se situaban puestos de comida, desayunos, almuerzos y los más variados batidos.

Continuando su vagar, llegaron a la Plaza de Armas, formado por un conjunto de edificios de no más de dos alturas, que tiene cierto recuerdo a zona rural serrana del tipo Alberca o Candelario. Tras un pequeño descanso, se adentraron por el barrio de San Blas, localizando otro pequeño mercado. Volviendo tras sus pasos, comieron en el mercado, y de allí se animaron a subir a una loma de las montañas que rodea a la ciudad, donde descubrieron un cristo blanco con los brazos abiertos, a imagen y semejanza del cristo de Corcovado.

De regreso a su alojamiento, se encontraron una pequeña feria, y cenaron en uno de los muchos puestos callejeros que disponían sus productos en torno a un pequeño fogon donde cocinaban las distintas especialidades del día, a saber: arroz con huevo.

La mañana siguiente fue bien distinta, y tras las presentaciones, acudieron a la villa de Yanapay, donde fueron introducidos a l@s niñ@s, que lejos de extrañarse los cogían de la mano e invitaban a participar en sus juegos. Ese fue sin duda el mejor día, donde tomaron contacto directo con l@s niñ@s, mientras ell@s buscaban un cariño natural del que les hacían participes. Sin embargo, poco a poco esa imagen se fue desmoronando con el pasar de los días, puesto que no existía figuras de referencia en el centro, que pudieran trabajar directamente con l@s niñ@s, en búsqueda de una posible meta. Ya que al trabajar con voluntari@s, l@s niñ@s no encontraban la estabilidad que tanto necesitan. 

El proyecto de ALDEA YANAPAY lleva funcionando más de 10 años. Constituido entorno a la extraña figura de papa Yuri, con un funcionamiento tipo Aldeas Infantiles, pero sin personal fijo. Por lo que hace muy difícil conseguir las metas que se proponen, principalmente dar un apoyo emocional a l@s menores, aportándoles un poco del cariño del que son privados en su vida diaria. Supuestamente se financian con el hostal y un restaurante, pretendiendo ser independientes de subvenciones y ayudas privadas, lo que hace que se mantengan de una manera un tanto precaria, en detrimento de los pequeños seres a los que quieren ayudar. Este tipo de organizaciones y funcionamiento, se da mucho en esta zona de Sudamerica, ya que al coincidir con voluntarios de otros proyectos coincidían en experiencias y puntos de vista vividos.

La semana fue breve pero intensa, aprovechando las mañanas para dar distintos paseos por la ciudad y comer en un encantador puesto vegetariano del mercado de San Blas, llamado Govinda Lila. Al llegar al miércoles, la pequeña pendiente se percibía cuesta abajo, como una inspiración que exhalaba las distintas preocupaciones con las que habían lidiado. A ello ayudó también, la proyección de la magnifica película cubana "Conducta" que mostraba un reflejo muy parecido de la infancia peruana, y cuya sinopsis viene a decir, si tratas a un@ niñ@ como un@ delincuente, se convertirá en delincuente. Mientras que el último día, se realizó una pequeña fiesta a modo de despedida, donde l@s niñ@s bailaban una coreografía que trabajaron en distintos talleres.

Durante su estancia y días después, continuaron teniendo presente la pequeña huella que su participación en este proyecto les dejó, con el convencimiento de que a pesar de no haber podido visitar las distintas ruinas y excursiones a otras localidades, la experiencia fue todo lo intensa que podía ser, ademas de exprimir las mañanas en las pequeñas incursiones que el día a día de los cuzqueños les revelaba.

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