MACHU PICHU
Nos levantamos a las 5 am, nos habían hablado muy bien de un mercadillo llamado el baratillo, donde puedes encontrar verdaderas gangas, pero que solo se ponen los sábados. Cuando llegamos los puestos aún estaban por colocarse, aunque ya había agun@s madrugador@s con sus ventas. Tras dar muchas vueltas, me compré unos pantalones por 2 soles, lo que viene a ser menos de 1 euro. Nos dimos prisa, ya que nuestras movilidad hacia hidroeléctrica y de ahí a Machu Picchu salía a las 7.30. Tras esperar y recoger gente por más de una hora, emprendimos nuestro viaje hacía ese magnífico lugar sagrado del que tanto hemos oído hablar y hemos visto en impresionantes imágenes. Tras un par de paradas y 6 horas de viaje, llegamos a la hidroeléctrica, comenzando así el ascenso de 2 horas de duración hasta el pueblo de Aguas Calientes, el paseo es muy agradable, ya que caminamos paralelas a las vías del tren, pasando de un lado a otro según necesidad, cruzándonos con gente que viene y va y trenes que circulan llevando pasajer@s.
Al llegar al pueblo, recorrimos varios hostales en busca de alojamiento bueno, bonito y barato. Breve paseo por el pueblo, compra complementaria para el desayuno y a la cama prontito, intentando descansar todo lo mejor posible para el madrugón del día siguiente.
A las 4h ya estamos en pie, y a las 4.15h caminando por un pueblo aparentemente dormido, con zombies deambulando por las calles camino al Machu Picchu. A las 4.35h no encontramos con que la primera puerta no abría hasta las 5, y una cola ya bastante considerable para acceder.
Una vez abierta la puerta comienza el duro ascenso, una subida de 50 minutos, escalón tras escalón en la oscuridad de la noche. Linternas y respiraciones jadeantes es todo lo que se escucha hasta la llegada a la segunda puerta, que abre a las 6h. Esperamos 10´,y nos disponemos a subir a la montaña, que abre a las 7h, pero visto que somos muy rápid@s o los tiempos no son los que decían, nos encaminamos a la puerta del sol o INTI PUNTI, lugar desde donde se realizan las famosas fotos que todo el mundo hemos visto en carteles, calendarios, postales,...con la mala suerte de presentarse un día muy nublado, impidiéndonos disfrutar de dichas vistas. Por el camino encontramos llamas que comen de los verdes prados, a veces dejándose fotografiar incluso posando y otras parece que se esconden tímidas y juguetonas.
Comienza nuestro ascenso a Machu Picchu montaña, lo realizamos en 1h, nada mal teniendo en cuenta que es una subida dura, intensa y difícil que a penas da tregua de descanso. En la tan esperada cima ondea una gigante bandera multicolor, es la bandera Inca, puede llegar a confundirse con la bandera del orgullo gay.
En la puntita nos apiñamos tod@s l@s turistas deseos@s de grabar e inmortalizar tan deseada imagen, pero el tiempo no acompaña, las nubes se han vuelto egoístas, no queriendo compartir la magnitud del momento. Decidimos bajarnos, no contamos con demasiado tiempo para todo el recorrido, y para nuestra grata sorpresa, a medida que vamos bajando el sol deja ver esa magnifica, impresionante, increíble,maravillosa, y un largo etc de adjetivos, imagen que llevábamos tiempo buscando, sintiendo una emoción tan fuerte que daban ganas de llorar, estabamos en Machu Picchu, viendo una de las 7 maravillas del mundo, sí sí, Miqui y Raquel, y quien nos iba a decir lo privilegiad@s que estábamos siendo, pudiendo formar parte de ese momento único, ese paisaje único.
Nos sentamos a disfrutar del momento, a veces en silencio, a veces compartiendo nuestro sentir, a veces haciendo fotos. La bajada es mucho más rápida y sin apenas esfuerzo nos plantamos en la ciudadela, recorremos sus ruinas, sus calles, dejándonos llevar a otra época, otro momento, intentando entender qué llevó a l@s Incas a situar en ese hermosísimo enclave una ciudad, que en conjunto con las montañas dejan boquiabiert@ a tod@ aquell@ que lo visita.
Rápidamente nos dirigimos a la salida, y hacemos el camino de vuelta a la hidroeléctrica en apenas 2h, a ratos corriendo, a ratos saltando, a ratos agotad@s y a ratos eufóric@s por todo lo vivido. Aún nos toca esperar la combi hacia Cuzco. El viaje y el esfuerzo han merecido la pena, nos vamos con cierta pena de no habernos quedado una noche más y haber aprovechado más el tiempo, pero son los gafes del turista y la falta de una mayor información.
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