SUCRE / Tarabuco
Tomamos una movilidad de Potosí a Sucre a las 10:30 a.m. Tras mil paradas para recoger al personal y mil más para dejarlo, conseguimos llegar a la terminal. Una vez allí tomamos una movilidad que nos dejaría en el mercado central, donde comenzamos a buscar nuestro próximo alojamiento. Si algo teníamos claro es que lo queríamos con cocina, necesitábamos cocinar nuestros propios alimentos.
La ciudad de Sucre tiene 4 nombres, La plata, la Blanca, Sucre y Chumisaca.
Tras hacer las compras pertinentes en el mercado, y pasear por sus lindas calles tranquilamente, descubrimos que era el día del espectador y había un 2x1 en el cine. Dejamos preparado un rico pisto y nos fuimos a ver la peli de Everest.
Al día siguiente nos despertamos relajadamente y tras un rico y contundente desayuno, nos encaminamos al mercado negro para buscar unas zapatillas para Miqui. Allí nos aconsejaron ir a un mercado llamado 12 de octubre donde podríamos encontrar números grandes. Nos encontramos con un gran rastro de 2 mano, el cual recorrimos durante largo rato buscando la oferta y oportunidad.
Después de comer en el hostel, paseamos de nuevo por la ciudad recorriendo sus calles coronadas de majestuosos edificios blancos.
Visitamos la casa de la libertad, donde coincidimos con una pequeña explicación sobre la independencia de Bolivia protagonizada por el general Sucre y Bolívar, los cuales habían recibido educación burguesa anteriormente en esta casa. Recoge objetos como la carta de la independencia de Bolivia, además de otros propios de la independencia de países vecinos como la primera bandera de Argentina, recuerdos del Páramo uruguayo,...
En la plaza encontramos un cartel con la proyección de la película "El secreto de sus ojos". Un grupo de jóvenes realizan una especie de cineforum con un pequeño debate final. Nos gustó mucho la película y disfrutamos del debate , donde pudimos observar el descontento general de la población latina con respecto a la corrupción existente en todos los países.
Dedicamos el día a pasear, sin prisas, dejándonos llevar, disfrutando el momento, la ciudad, sus gentes, que en esta zona ya se ven menos tradicionales, a penas las cholitas de los mercados.
Por la tarde noche comenzó una gran tormenta que parecía no tener fin, rayos y truenos retumbaban fuertemente en la habitación como sí realmente estuvieran dentro. La lluvia cayó intensamente durante toda la noche, continuando por la mañana sin tregua alguna.
Desayunamos, preparamos nuestras mochilas, y como no paraba de llover, nos echamos a la calle en busca de una movilidad hasta la parada de Tarabuco. Una vez allí, calados como sopas, cogimos una trufi hasta el pueblo. Llegamos en una hora y media. Al llegar la lluvia había parado. Tratamos de buscar alojamiento, pero los dos que había estaban cerrados. Pensamos que nos tocaría regresar a Sucre, pero, en el último momento encontramos cama donde "las hermanitas", una congregación de monjas españolas, de las cuales una de ellas era de Salamanca del barrio Vidal, coincidencias de la vida.
El pueblo estaba muy tranquilo, demasiado tranquilo nos pareció a nosotrxs, a penas se veía gente por sus calles, como si estuvieran escondidos o no quisieran vernos.
Subimos el calvario y una vez allí cominos nuestros bocatas, observando, desde las alturas la escasa actividad humana.
En la plaza, una gran estatua, representa un indígena del pueblo con un corazón en la mano y sangre en su boca, en el suelo, un soldado español sin corazón. Cuentan que ante la brutalidad y masacre de los españoles, los indígenas de la zona se levantaron, los derrotaron, les sacaron el corazón y se lo comieron, como signo de fuerza y victoria.
Por la tarde vimos un paso de procesión, la virgen del Rosario, sacado y paseado por mujeres, dada la proximidad de la festividad.
Nos acostamos pronto. Al día siguiente acudimos al famoso mercado dominical por el que es famoso Tarabuco. Son característicos los sombreros que llevan algunxs de ellxs, similares a cascos de combate adornados con abalorios de colores y formas diferentes.
Tratamos de llegar hasta Villa Serrano para, desde allí realizar la ruta del Che, pero nos fue imposible, las movilidades no iban hasta allá, por lo que, después de un cierto margen de tiempo, decidimos tomar una movilidad hasta Sucre. Como las plazas de autobús estaban completas, tomamos un autobús a Samaipata.
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