miércoles, 20 de enero de 2016

EL CALAFATE

EL CALAFATE

Nos costó llegar a El Calafate desde Puerto Natales. Quedando varados bastante tiempo en Río Turbio, ya que el tránsito de vehículos era menor y el de auto-stopistas mayor, llegandonos a juntar 6 parejas haciendo dedo en la ruta. Finalmente un chico que iba Rio Gallegos, se ofreció a acercarnos hasta Esperanza, en el desvío hacia El Calafate, y allá nos levantaron tres chicas muy simpáticas que iban de fin de semana. 

Nos hospedamos todxs en el mismo hostel, y como agradecimiento, preparamos una rica tortilla de patatas y unas cervezas y cenamos todos juntxs.

Nos fuimos a descansar, ya que al día siguiente queríamos madrugar para ir al glaciar Perito Moreno.

Bien tempranito sonó el despertador, con legañas en los ojos, desayunamos y salimos hacia la ruta.

Después de un buen rato esperando, y con cierto sueño, tuvimos la gran suerte de ser levantadxs por un señor, que muy amablemente nos llevó hasta la mitad del camino y de ahí nos recogieron unas francesas, madre e hija, que estaban paseando por Argentina. 

Y llegó el gran momento de disfrutar de una de las maravillas de la naturaleza más increíblemente bellas, el glaciar Perito Moreno.

Comenzamos a pasear por las pasarelas metálicas habilitadas para realizar los distintos recorridos entorno al glaciar, y de repente...ante nuestros ojos apareció como surgido de la nada, un pedazo inmenso de hielo en mitad del agua, con ciertas tonalidades azules y que, de vez en cuando, rugía fuertemente al desprenderse grandes trozos de hielo y caer al agua.

Ya se que a lo largo de este blog hemos utilizado muchísimas veces palabras como increíble, espectacular, impresionante, pero cuando te ves frente a ese pedazo de monstruo de hielo, no hay palabras que describan algo así. Te entra una emoción tan grande, es algo tan mágico, que te dan ganas de llorar! Hay que vivirlo para sentirlo.

Dedicamos todo el día para pasear y disfrutar de las diferentes vistas del glaciar, desprendimientos, capturas de fotos, e incluso alguna que otra cabezadilla para poder continuar.

Sobre las 18h, decidimos que era la hora de partir. Nos pusimos a la salida de la zona de estacionamiento, y sacamos nuestro pulgar nuevamente y zas, sorpresa, una familia brasileira nos acogió en su auto. Estaban paseando por Argentina con su hijo de 12 años, celebrando su luna de miel, tras 12 años juntxs se habían casado.

Eran muy simpáticxs y agradables, fuimos charlando durante el viaje y aconsejándoles sobre lugares para visitar. Nos dejaron en la puerta del hostel, menuda suerte la nuestra.

El día siguiente lo aprovechamos para descansar un poco de tantas emociones, paseando por la costanera que, el día anterior nos sorprendió tanto, al devolver una imagen reflejada de la cordillera toda nevada en el lago Argentina; lamentablemente el tiempo no acompaño impidiendo que se repitiera tan mágico instante. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario