jueves, 28 de enero de 2016

EL CHALTEN

EL CHALTEN

Esta vez no funciono el dedo y tras cierto tiempo de espera, cogimos un colectivo que nos dejó en la localidad del Chalten. Nos habían puesto sobre aviso de lo caro y poca oferta de alojamiento, sin embargo tuvimos la suerte de encontrar un albergue incluso más barato que en Calafate.

A la mañana siguiente madrugamos para hacer el trekking del Fitz Roy, una preciosa caminata muy bien señalizada entre bosques de Lenga y coipes, y que en la última hora se empinaba y complicaba entre piedras y areniscas, hasta llegar al premio final de una vista única, con un lago celeste bañando las lomas del pico y sus compañeros, todos ellos extrañamente nevados, ya que la forma puntiaguda hace imposible que se acumule la nieve. Permanecimos unas horas disfrutando de tan espléndido paisaje, atesorando el momento único, interrumpiendo lo de vez en cuando con la toma de alguna instantánea, que hiciese justicia a la belleza que contemplamos. También nos asomamos a su flanco izquierdo para ver a tan extraño compañero, al que llaman cerro Torres, bañado por otra preciosa laguna.

A nuestro regreso, viéndonos sobrados de fuerzas, nos animamos con la caminata que se dirigia a una pequeña cascada, donde terminamos refrescando nuestros cansados pies.

El día de nochevieja, contraviniendo toda celebración anterior, lo dedicamos a realizar otra caminata que nos habían recomendado, correspondiente a la loma del pliegue tumbado. Donde pasamos por distintos paisajes, entre bosques y praderas, desde las que divisar la meta del cerro Torres. Una vez en la loma del pliegue, nos animamos, tras la cabezoneria del que escribe, en coronar la montaña, cuyo desnivel nos desalentó en unos primeros minutos, pero que al completarla nos regalos unas preciosas vistas de 360 grados de toda la cordillera y lagos circundantes. Añadiendo otro increíble paisaje a nuestra mochila de experiencias y sensaciones vividas, valorándolo como uno de las mejores caminatas realizadas por la zona.
A nuestro regreso nos paramos tranquilamente a disfrutar de la flora del lugar, con extrañas flores acampanadas, de intensos colores amarillos y anaranjados, y un tiempo después almorzamos en una tranquila pradera.
Una vez llegamos al albergue, tomamos una reparadora ducha e iniciamos los preparativos de la cena de fin de año, compartiéndola con un pequeño círculo de amigos con los que coincidimos en el lugar. El menú constó de unos elaborados pimientos rellenos de verdura y queso, completados con unas patatas al horno con una salsa picante y un rico guacamole mexicano, que preparó una pareja formada por un mallorquín y una mexicana. Nos acompaño también una escuálida estudiante alemana, e incluso a última hora se incorporó un camarero argentino que gestionaba el hostel, así como una troupe de Israelíes. Todo ello se regó con abundante vino peleón, y contagiamos a todos de nuestra alegría y extraña forma de celebración, tomando pasas en lugar de uvas, al son de unas campanadas que habíamos grabado anteriormente con una cazuela y cuchara.

El día de año nuevo, para no perder la tradición, lo dedicamos a reponernos de una noche tan ajetreada. Mientras que al día siguiente a primera hora intentamos mediante el dedo, llegar a la zona del bolsón, misión que nos resulto del todo imposible, teniendo que tomar finalmente un autobús hasta la localidad de Perito Moreno, donde tomamos otra combinación hasta el Bolsón.

La profunda huella que nos dejó esta localidad ha perdurado sin duda en el tiempo, recordándola como uno de los mejores sitios que hemos visitado en argentina y en el sur del continente, mucho más que la tal vez sobrevalorada Ushuaia, de reciente creación y bastante orientada al turismo de montaña, pero con actividades y caminatas autodidactas y de total gratuidad, si eres independiente y curiosa

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