LAGO PUELO - EL BOLSÓN
Y llegamos al Bolsón tras unas cuaaaantas horas de viaje. Nos pusimos en contacto con Javier, nuestro cs en Lago Puelo, población a unos 15 kms. Así que nos dio las indicaciones necesarias y al ratillo ya estábamos por allá.
Una casa muy linda de madera, una persona increíble y unxs cuantxs couchsurfers harían de nuestra estadía en el lugar una muy buena experiencia.
El primer día aprovechamos para pasear por el Parque Nacional de Lago Puelo. Javier nos prestó un mapa y dio las indicaciones necesarias.
Comenzamos con una buena subida, y tras encontramos con nuevas marcas en el camino, decidimos continuar, pero poco a poco nos dimos cuenta que nos habíamos metido por la zona de parque asolada por un incendio en el verano del 2014. Una gran tristeza nos invadía a medida que avanzábamos hacia ninguna parte, entre resbalones por las cenizas del terreno, que impedían a nuestra zapatillas adherirse...realmente desolador, así que decidimos bajar hacia el lago. Caminamos hasta el mirador y de ahí a la playita, el calor era sofocante y necesitábamos de un descanso bajo la sombra de los árboles.
Comimos una deliciosa y refrescante ensalada y tomamos una rica siesta, a los pies del gran y precioso lago.
Después continuamos realizando otras rutas más cortitas entre las luces y sombras de los árboles.
Al día siguiente decidimos hacer la caminata al cerro Piltriquiltron, en. Mapuche significa "colgado de las nubes", y si, tiene un nombre prácticamente impronunciable, vamos, que aún pensándolo tres veces cuesta decirlo.
Una familia nos acercó hasta la plataforma de estacionamiento y comenzamos a subir de a poquito hasta que llegamos, en una hora al refugio, una vez allí tuvimos que registrarnos por sí nos perdíamos, no volvíamos o algo por el estilo, y ahí comenzó la ascensión, bastante pronunciada al comienzo, intercalando después zonas de tregua. El paisaje increíble, el día soleado y precioso a más no poder. Recargamos la botella con agua del arroyo y de paso nos refrescamos un poquito para poder continuar. Lo mejor aún estaba por llegar, una ascensión entre suelo movedizo cargado de piedritas y no tan piedritas, mezcladas con arena, lo que hacia que nuestros pies bailaran sin apenas avanzar...y llegado un momento, casi a gatas, agarrándonos a las rocas, continuamos avanzando hasta llegar a la cumbre, y lo que desde allí pudimos observar fue tan impactantemente bello, que todos los sudores, sufrimientos y males menores fueron sustituidos por una sensación de pequeñez frente a la inmensidad de la naturaleza. Una vista de 360* que alcanzaba a ver la cordillera andina nevada, el volcan Osorno, el Tronador, y el Lago Puelo.
Para bajar, una pareja joven nos acercó hasta El Bolsón, donde aprovechamos para comunicarnos con la familia, buscar información y hacer algunas compras de comida.
Cuando llegamos a casa ya estaban por allí Mer, Ari y Gabi, tres argentinas viajeras, con las que disfrutamos de unas ricas pizzas vegetarianas hechas a base de remolacha, albahaca y queso, unas risas y buenas conversaciones.
Al día siguiente optamos por descansar un poco, estábamos agotadxs de tanto trekking, así que decidimos ir a una pequeña cascada y refrescarnos en el río, que por cierto estaba realmente helado... De vuelta pasamos por casa y nos encontramos con Ximena, amiga de las chicas, por lo que nos fuimos con ella a la zona del lago.
Por la noche celebramos el cumple de Ari con una rica barbacoa, o como dicen por acá, un asado y unas deliciosas hamburguesas de lentejas que preparo Javier.
Millón se emocionó con el asado y lo disfrutó muchísimo.
Al día siguiente nos fuimos todxs al río. El agua helada pero con el calor que hacía se agradecía ese momento de frescor.
Miqui junto con Javier y Milton se metieron con los snorkle y las aletas, dejándose arrastrar por la corriente del río que los arrastraba hasta la parte de abajo, sorteando los pedrolos con las manos y jugueteando con los peces, que parecían burlarse de ellos mientras trataban de pescarlos con una especie de lazo, que un señor les hizo, con el que había pescado un salmón de 7 kg, muy fuerte.
Miqui disfrutó al máximo, hasta tal punto, que salía del agua heladito del frío.
Decidimos quedarnos un día más para poder hacer el trekking del Cajón Azul. Llegamos a dedo y comenzamos la ascensión. No parecía demasiado dura, alternaba zonas de subida con otras de no tanta.
Nos cruzamos con harta gente cargada con sus mochilas para acampar. Tras casi 3 horas de caminata, llegamos al nacimiento del río Azul, en honor a su precioso color azul, valga la redundancia. Comimos en las rocas junto al río, nos refrescamos y hasta pudimos tumbarnos un poco la siesta, para después retornar, haciéndosenos un poco cuesta arriba por el cansancio acumulado.
Nos tocaba montar nuestras mochilas y emprender nuestro viaje de nuevo en dirección a nuestro siguiente destino, Bariloche
No hay comentarios:
Publicar un comentario