jueves, 18 de febrero de 2016

PURMAMARCA

PURMAMARCA

Desde Susques hasta Purmamarca viajamos en una pickUp donde coincidimos con uno de nuestros compañeros de aventura horiundo de Salta. Sentados en la parte de atrás pudimos contemplar un nuevo y cambiante paisaje, que nos llevo a atravesar las Salinas grandes y la quebrada de Humahuaca. Entre unas vertiginosas y zigzagueantes montañas, repletas de imponentes cactus, propios de las películas del oeste, con zonas áridas y arcillosas, mezclando por momentos grandes lugares de vegetación.

Poco a poco la quebrada se iba picando cada vez más abajo, con unas curvas muy cerradas, que por momentos producían gran impresión, sobretodo al cruzarnos con los camiones Paraguayos que subían para cruzar hacia Chile.

Tras 2 horas y media de trayecto, llegamos a Purmamarca. Un pueblito pequeño, con apenas calles sin asfaltar; pero debido a la celebración del carnaval, lleno hasta arriba de turistas, sobre todo bonairenses, en busca de la autenticidad del carnaval, y su conocido cerro de los 7 colores.

Los camping estaban llenos, y hacía un calor tremendo, así que en el primero que nos dijeron que tenían hueco para una carpa chiquita, allá que nos instalamos. Aunque la sorpresa llegó cuando nos dijeron que la noche anterior había llovido muchísimo, y que en el mes de febrero son típicas este tipo de lluvias... Ohhh, problemon para nosotrxs, nuestra carpa era de verano y no tenía cubre capa para la lluvia. Debíamos buscar una solución para no acabar surcando los ríos a bordo de nuestra pequeña carpa.

Una vez instaladxs, tomamos nuestras mochilas, compramos unas excelentes empanadas de queso, tomate y albahaca, cocinadas a la parrilla, y que debían ser la principal fuente de alimentación de lxs turistas durante esos días, debido a las grandes colas que se generaban a su alrededor.

Ya teníamos todo lo necesario, así que nos fuimos a pasear por el cerro de los 7 colores. Una serie de montañas superpuestas de diferentes gamas de colores, verdes, blancos, granates, amarillos, rojos,...,se abrían ante nuestros ojos, dejando un paisaje totalmente idílico, precioso, majestuoso. Lo realmente bueno era que podíamos pasear entre ellas, subir, bajar, serpentear, sentarnos a admirar, sin problema de tiempo limitado ni presión de ningún tipo, solo dejándonos llevar e inmiscuir entre aquel fenómeno natural tan maravillo.

Tras un lindo paseo a través de los senderos multicolores, nos dejamos caer por el pueblo, debido a la repentina lluvia que comenzó a caer pasadas las 16 de la tarde. Conseguimos hacernos con un plástico negro gigante, que nos costó bastante carito, como casi todo en la argentina, pero que nos hizo las veces de impermeable para la carpa. Y así conseguimos salvar las lluvias nocturnas!

Paseamos por el pueblo, cuatro cuadras y media, como suelen decir por acá. Comienza el carnaval, suena la música de la comparsa y aparecen lxs diablillxs, denomiadxs en estas tierras, "La Salamanca", y claro, esto llamó muchísimo nuestra atención; ¿por qué se denominaba así al diablo?, ¿tenía algo que ver con nuestra nuestra tierra charra salmantina?. Y claro que sí, ya que nos contó una pareja argentina que en tiempos posteriores a la colonización se trasladó el enfrentamiento o choque entre los mas aventurosos y de dudosa procedencia, dedicados al robo y pillaje en las nuevas tierras con los mas eruditos y estudiantes, representados por la Universidad de Salamanca. Así unos, porqueros, agricultores, carceleros, militares.... Trasladaron la idea de que todo el saber y conocimiento deriva del demonio o tiene un carácter endemoniado, impidiendo o parando los pies a sus intereses, y ulteriormente muchos de los libertadores americanos fueron instruidos en esta universidad o en otras de su entorno. Todo lo que vino a continuación es sabido, imposición del cristianismo, prohibición de otras religiones y el disfrazar rituales y celebraciones con el manto católico. De ahí el ofrecimiento al señor de lo carnal y la entrega a sus excesos en una celebración de casi un mes.

Otra forma de celebrarlo, o padecerlo según cada cual, a parte del santo de beber hasta reventar, era la de lanzar botes de nieve en polvo del rey mono y/o harina directamente a los ojos, oídos, pelo, vamos en las partes más molestas. Por ello veías pasear a todo el mundo con unos gorros de colores tipo setas, gafas de sol o pañuelos tapando pelo y oídos. Llegamos a la conclusión o que éramos demasiado mayores ya para esos juegos o que no acabábamos de verle la gracia... Aunque estando allá y en esas fechas no podías enfadarte, ya que o bien formabas parte de la celebración, o bien reconocías tu falta de humor apartandote y evitando todo el circo. 

En el camping, por la noche, se montó un corrillo de argentinxs alrededor de la mesa que, muy unidos y amigables, cantaban y reían al son de una guitarra y un cajón flamenco, todo ello regado con unas cuantas cervezas, y es en momentos como esos cuando te das cuenta de la unidad y hermandad que tienen lxs argentinxs, creemos que debido a todo lo que les ha tocado sufrir, y como tienden a apoyarse, cuidarse y estar ahí.

Noche de lluvia, ralladas varias del Miqui con la tienda, el plástico y la lluvia y un amanecer soledad o y caluroso, además de habernos quedado sin guita y el cajero no querer soltar ni torta, nos hicieron tomar la decisión de continuar con nuestro viaje y encaminarnos hacia Humahuaca.

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