COLONIA SUIZA (Bariloche)
Estas líneas se escriben desde Chile, a la espera de que salga nuestro transporte para San Pedro de Atacama. Ya que el tiempo empieza a contar marcha atrás, a la hora de regresar a ver a la familia. Así hemos decidido optar por el transporte con horarios fijos, para llegar a nuestro destino sin sobresaltos, y empezamos con retraso ya que el bus que nos tenía que llevar se ha roto y lo tienen que cambiar por otro.
En cuanto a nuestras andanzas por Colonia Suiza se resumen de la siguiente manera. Nuestra primera intención era ir a Bariloche, lugar que tanto nos habían insistido, pero que posteriormente nos enteramos que era un destino un tanto cheto (pijo) y de juergas pre-universitarias. Habíamos oído campañas sobre Colonia Suiza, y terminamos por concretar con la recomendación de nuestro hospedador en Lago Puelo. Por lo que una vez extendimos nuestros pulgares, tras cierto periodo de espera, nos acomodamos en una furgoneta de una pareja joven, a la que les indicamos nuestro deseo por llegar a Colonia Suiza, y es así como ellos se desviaron de su camino para acercarnos a la conocida localidad, y de paso que nos dejaban allí, turisteaban un tanto.
Al no tener todavía tienda de campaña (o carpita, como dicen por allá), y al haber improvisado en el camino, nos vimos abocados a alojarnos en un curioso hostel, a modo de cabañita de madera. Tras acomodarnos, dimos un pequeño paseo, descubriendo un pequeño pueblo, con casas al estilo norte europeo y con gran cantidad de puestos de artesanía. Todo parece ser debido a que los primeros colonos que se asentaron en la zona eran de procedencia suiza. También fuimos a un mirador en lo alto de una loma, con cierta dificultad en el acceso, y desde la cual pudimos apreciar el pueblo y la zona de los lagos rodeados de verdes cerros, con una imagen de postal bastante linda.
Al regresar a nuestro alojamiento, paramos por una huerta-granja ecológica donde compramos unas deliciosas cerezas, probando las grosellas y frambuesas del lugar; yéndonos con un dulce sabor en la boca.
A la mañana siguiente madrugamos, y tras un pequeño desayuno, con mucho ánimo, emprendimos la caminata hacia el Cerro López. El paseo resulto un tanto empinado en los primeros tramos, pero como viene siendo el caso, satisfactorio al poder contemplar unas vistas generales, desde las alturas y donde poder apreciar la zona de los Siete Lagos, además de las cumbres nevadas. Tras unos minutos de contemplación ensimismados en en el paisaje y recuperando el resuello, decidimos emprender el camino de vuelta, descendiendo prácticamente al trote.
Una vez en la Colonia abordamos a una pareja para ver si nos podían acercar a. Bariloche, y en un principio nos negaron su amistad, pero más tarde al vernos buenos chicos, se apiadaron de nosotros levantandonos en la ruta y dejándonos donde queríamos. Una vez allí resulto un tanto complicado la competencia entre mochileros para conseguir que nos acercaran a nuestro próximo destino, pero la casualidad quiso que un padre y su hijo nos llevarán a nuestro próximo destino, contándonos diversas historias sobre el lugar y más aún en concreto la existencia de una supuesta casa donde moró sus últimos días Hitler, ya que al parecer la historia oficial oculto su huida y posterior destino.
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