miércoles, 17 de febrero de 2016

SANTIAGO DE CHILE


SANTIAGO

Llegamos a Santiago a bordo de un camión, que nos levantó, nada más ponernos en la ruta con nuestro correspondiente cartel, cuando paraba para desayunar.

Ahí tuvimos nuestra única mala experiencia en cs. Habiendo quedado con un chico para hospedarnos en su casa, tras hacerse un tanto el orejas, decidió dejarnos tiradxs. Menos mal que estaba nuestro buen amigo Pablo, que sin dudarlo un segundo, nos acogió en su casa durante varios días, haciendo de nuestra estadía un agradable destino, más que por la ciudad, Santiago es gris y fea, por la gente.

Lamentablemente todas las espectativas sobre la capital fueron un tanto decepcionantes, ya sea al procurar quedar con conocidos que nos contaran un tanto sus vivencias durante la dictadura, como por los puntos de interés.

La primera noche,coincidiendo con el finde de semana, aprovechamos para salir a conocer la zona de marcha santiaguera, por el barrio de Italia, Lastarrria y Bellas Artes. Cenando una pizzas y probando las cervezas artesanales del lugar, herencia de la colonización alemana. Todo ello acompañado de una animada charla donde contamos nuestras diversas aventuras a nuestro amigo y hospedador, así como a su eventual compañero de piso y trabajo Vito, un chileno de la zona de Villarica.

Al día siguiente Pablo nos realizó un pequeño tour por el cerro San Cristóbal, enclavado en un parque nacional dentro de la ciudad, con una caminata hacia la cima, donde coincidímos con los domingueros y turistas del lugar, junto con aquellos deportistas empeñados en subir corriendo faltándoles el resuello. Desde lo alto del lugar se podía apreciar con suerte, en los días despejados, una panorámica de la ciudad, enclavada entre la cadena montañosa andina. Y parece que más o menos esa fue nuestra oportunidad, divisando con cierta calima la vista; entendiendo los días siguientes, el grado de contaminación, siendo muchísimo mayor que el de madrid (que por esos días aparecía en los medios de comunicación, por las medidas que el ayuntamiento intentaba implementar para aplacar la consabida boina).

Tras nuestro descenso acudimos a visitar los distintos mercados de Tirso, y Central donde nos abastecimos de rica fruta y verdura, y así preparar una rica cena para la cita que teníamos por la noche con los amigos de Pablo, con una pequeña barbacoa en el balcón de su piso. Aprovechamos también para comer en la zona de restauración, unas Humitas y la extraña mezcla de Porotos con tallarines.

Desde allí el paseo nos encamino al museo de las Bellas Artes, no muy extenso pero no por ello menos interesante, con increíbles exposiciones de Siqueiros, Rivera y otro pintor mexicano que ahora no recordamos su nombre, con pinturas sobre la invasión por parte de los europeos a Latinoamérica y la lucha indígena por sus tierras. Mostrando la crudeza por la muerte y la imposición de la religión católica.

A la salida del museo descubrimos un par de conciertos en el parque. Uno de ellos bastante divertido y con el que quisimos colaborar comprando su disco.

Caminamos hasta la casa para descansar. Y nos decidimos a comenzar temprano con la cena,pimientos rellenos de champiñones,para que quedarán tiernos y no se nos echase el tiempo encima.

Vinieron con el kit completo de parrillada para asar en el balcón, esta es una constante que se repite por toda Sudamérica. Mientras ellos preparaban sus brochetas repletas de carne de vacuno, cerdo y pollo, entreveradas con alguna verdura, nosotros vigilábamos nuestros pimientos, llegando a prepararnos una brochetas vegetales. Todo ello derivo en el consumo de cervezas y pisco Sour, con animadas conversaciones, hasta que poco a poco el cansancio y el sueño hizo el resto, retirándonos a descansar.

Los días siguientes los aprovechamos para visitar la famosa Casa de la Moneda, donde resistió heroicamente Allende, los envites de la dictadura. Llegando a ser bombardeada y prácticamente destruida por los cazas del ejército, posteriormente reconstruida, dando cobijo al inefable Pinochet, cuya sombra planea todavía sobre     el país. Bajo la sede del gobierno, se encuentra ubicado el Centro Cultural de la Casa de la Moneda, donde existía una interesante retrospectiva de cine Chileno que nos permitió adentrarnos en la reciente historia. Visionando los días siguientes la películas de "Allende en su laberinto" "Allende mi abuelo Allende" y la necesaria y muy explicativa "Chicago Boys", sobre la escuela económica auspiciada por los norteamericanos, e implantada por la fuerza del golpe de estado en Sudamérica, como modelo económico del que todavía a día de hoy, algunos se llenan la boca, al mencionar el milagro Chileno.

Por supuesto no nos quisimos perder el Museo de la Memoria y de los Derechos Humanos. Lugar donde se documentaba el origen del golpe de estado, la resistencia del gobierno democrático de Allende, así como la instauración de una dictadura de militares, encabezada por Pinochet, y el régimen de terror y revanchismo sádico y desprovisto de rasgos de humanidad alguna. Dividido en distintas salas, pudimos apreciar las distintas documentaciones, y registros audiovisuales, así como la explicación y testimonios de torturados y desaparecidos. Este museo resulta todo un ejercicio de historia y memoria necesario para dar cumplida cuenta de la vileza de los militares, con el entrenamiento y una política exterior Norteamericana, que justifica sus fines a cualquier medio. Y sin embargo, resulta posiblemente uno de los pocos de esta naturaleza en todo el continente.

Una de las mañanas llegamos a perderla buscando el estadio y parque Grimaldi, por La Paz, del que poca gente sabía localizar o conocía, por lo menos con el actual nombre; y el el que tenía lugar las detenciones y torturas más sádicas por parte de los militares, y que se asemejan a las descritas en el informe Argentino "Nunca Más", dirigido por el escritor Juan Carlos Onetti.

De manera más lúdica, hicimos una visita al mercado de la pulgas, situado en una barrio del que ahora mismo no logramos acordarnos. Y en el demoramos prácticamente un día completo, debido a la enormidad y variedad de objetos posibles por encontrar, aunque un tanto desmoralizados por su monstruosidad y el valor de ciertas mercancías.

En general en Santiago nos dimos cuenta del tipo de sociedad tan polarizada en la que se había convertido. Con un estilo de vida muy Norteamericano, de libre comercio y muy consumista. Con grandes diferencias de clase y oportunidades, donde se llega a discriminar a la población por el lugar de nacimiento, barrio, y lugar de estudio, además de otras relacionadas con la raza, etc. Con una serie de gobiernos de tendencia de izquierdas, y que sin embargo practican las mismas recetas que la escuela de Chicago, llegando incluso a tener a sus miembros en sus instituciones. Con una constitución derivada todavía de Pinochet, con el consiguiente encorsetamiento de la gobernanza, así como de los derechos y deberes de sus ciudadanos. Y lo que todavía es aún más triste, con una clase alta, así como otros que se han llegado a creer el cuento de las vacas gordas del régimen, que son capaces de justificar cualquier barbaridad, sin ningún atisbo de vergüenza, con la excusa de generar riqueza para los de siempre, repartiendo las migajas al que se porté bien y se esté quietecito.

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