PUERTO SAN JULIÁN
A las 7 de la mañana nos despedimos de Sebastián y nos encaminamos, junto a nuestras inseparables mochilas, hacía la salida de la ciudad, rumbo ruta 3! Tras unos cuantos coches pasando de largo, de repente paró uno y nos dijo que nos llevaba a Trelew, una ciudad próxima, a eso de 1 hora pero que nos ponía en movimiento desde ya.
Una vez en la gasolinera nos levanto Cristian, un camionero de Buenos Aires que hacía la ruta 3 hasta Ushuaia. Muy amablemente nos invitó a subir y ahí comenzó nuestra aventura con el mundo de los camiones.
Sobre las 20.30 y tras casi 10 horas de viaje, llegamos a Puerto San Julián. Eso sí, a mitad de camino paramos en Caleta Olivia, donde, para grata sorpresa nuestra, estaba la playa llena de Lobos marinos. Estaban ahí, al lado, se podía bajar y pasear entre ellos, aunque a mi parecer hay que aprender a respetar los espacios de los animales, el ser humano parece nunca conformarse y querer siempre más...
Una vez en Puerto San Julián, Marcos, nuestro siguiente anfitrión pasó a recogernos por la terminal de bus, hasta donde nos acercó una chica del pueblo.
Nuestra idea era pasar una única noche en esta localidad, pero debido a que llegamos muy tarde y que tuvimos una muy buena acogida, decidimos quedarnos un día más.
Tanto Marcos como su compañera Lisa, nos recibieron con tal cariño, bondad y cuidado, que nos sentimos realmente bien.
Se desvivieron por enseñarnos los encantos de esta desconocida población de cara al turismo.
Paseamos por la costa, recogimos caracolas, vimos lobos marinos y unos paisajes realmente increíbles, impresionantes, hermosos. Disfrutamos de un maravilloso atardecer a eso de casi las 23 de la noche, entre diferentes rojos, morados y rosáceos, quedando latente en nuestra retina, esperamos que de por vida.
Nos deleitaron con una rica comida y cena y a la mañana siguiente, Marcos, muy tempranito, nos acercó a la ruta para continuar con nuestro viaje.
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